Inocencia

No hay inocentes, hay distintos grados de responsabilidad. Aplícatelo, amiguito.

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Me ofrecen dinero a cambio de publicidad en este blog, pero yo soy fuerte, mis convicciones son fuertes, como el nuevo Jeep Cherokee.

Refrán culto

Mejor es ave palmípeda en región metacarpiana que su potencia de diez en el étero.

Amor pasteurizado

Vivimos una época de amor pasteurizado, besos fingidos que no rozan las mejillas y afectos de todo a un euro.

Abel Azcona, una cosa te tengo que decir

Conocí personalmente a Abel Azcona en la Feria Marte, el pasado septiembre en Castellón. Lo invité para la performance inaugural, y se ofreció, gracias a la profesionalidad y amabilidad de Alicia Hevia y Serendipia, a realizar Shadow, un workshop, una entrevista para Jot Down, El País, Arte a un click y no sé cuántas cosas más.

Fueron las conversaciones con Abel Azcona, junto con otros artistas y galeristas, como la propia Alicia Hevia, o Begoña Carrascosa, o Mila Abadía, o Arturo Comas, o Claudia Frau, o Daniel Raposo, o Verónica Moreno, entre otros muchos, las que me llevaron, con la colaboración de la doctora en arte urbano Belén García Pardo, a redactar un Manifiesto por la Movilización del Pensamiento Silenciado (que está colgado en el blog de feriamarte.com y de CulturaConectada) y que reflexiona sobre la función del arte.



Ahora, releyendo lo escrito y tras la polémica exposición Desenterrados, creo que es necesario decirle a Abel una cosa:

GRACIAS.

Gracias por demostrarnos que la cultura sirve para despertar conciencias, para crear sentido crítico.

Gracias por el valor que supone evidenciar que la vigilancia del arte desde posiciones de influencia y privilegio sólo nos lleva a la ceguera intelectual.

Gracias por no acostumbrarse a que en nombre de una ética se cercene y coarte la libertad de la expresión artística, de la libre expresión, y lo que es peor, a que se nos diga qué podemos ver y qué no, fomentando el acritismo y demostrando un completo desprecio hacia la sociedad, a la que se la supone menor de edad e incapaz de escoger qué le gusta y qué no, qué puede saber y qué no.

Gracias también por todo lo que ha pasado después de la la exposición, por denunciar como la limitación y la precariedad intelectual (de muchos de los que han opinado) conduce al autoritarismo.

Decía en el Manifiesto por la Movilización del Pensamiento Silenciado que el arte necesita talento, que el artista tenga algo que mostrar a través de su obra y que sepa cómo. Lo demás son mamarrachadas de ineptos. Para Abel Azcona la búsqueda de la verdad, la insaciable necesidad de denunciar lo que está mal y el hambre de libertad forman parte de sus más íntimos deseos y de cada una de sus obras.

Quizá haya molestado que se le entienda tan bien. Yo he salido de muchas exposiciones o he terminado de leer textos de catálogos con la sensación de que habían sido hechos específicamente para no ser comprensibles. Y eso no es casual. El espíritu críptico de muchas exposiciones forma parte de una manera de entender el arte, porque si son comprensibles todo se vuelve más arriesgado, es posible que la gente opine, incluso es posible que critique. La prepotencia es un síntoma de debilidad, de inseguridad, por eso Abel Azcona ha difundido cada una de las críticas, de los insultos, de las amenazas. Gracias tambén por eso.



Una performance como las de Abel es una acción artística de altísimo contenido ideológico, es un grito bien alto, no es una representación. La cultura en general, no sólo el arte, tiene la obligación, la necesidad, de ser trasgresora, de poner en cuestión el pensamiento dominante, y tiene además el derecho a ser provocadora. Cuando hablo de trasgresión me refiero actos que franquean el límite de las normas establecidas, y por ello es previsible que sean sancionados y considerados delictivos por la ley que regula esas normas. Eso es una cosa, y otra es que hemos llegado al punto de criminalizar los derechos civiles y la protesta social.

Al poner en evidencia la permisividad criminal de la iglesia frente a los delitos de pederastia utilizando la sacralización de sus actos (metaforizados por las hostias), Abel Azcona ha despertado a la cultura patriarcal de las religiones, donde el rompimiento de una norma se relaciona con la idea del mal que se enfrenta al ser supremo. Y esta ruptura es un pecado considerado como una trasgresión de una ley sagrada que ha sido establecida por la divinidad, y que por tanto merece ser castigada divinamente.

Por eso no dudan en llamar hijo de puta a Abel Azcona y a todo el que se sitúe a su lado. O en valorar como una mierda lo que ha hecho, tomando prestadas opiniones de vanguardistas artistas ya muertos a los que hubieran quemado en la hoguera si los hubieran conocido cuando se enfrentaban a toda la sociedad y sus cuadros no valían millones.

Ese es el problema, que con la confianza que da el sentirse en posesión de la verdad demostrada por su fe, y en la obligación de convencer o combatir a todo el que no piense como él, el católico entiende una crítica como una ofensa grave a una religión que siente única. No puede entender el católico que, en una democracia, sus dogmas, sus palomas, sus vírgenes, sus cristos, sus demonios y sus reliquias, no deben estar por encima de las de adoradores del diablo, espiritistas, tarotistas, seguidores de Elvis Presley o creyentes en marcianos.

Además, algunos de los valores tan superiores de la religión son discriminadores y deberían estar prohibidos y perseguidos por la ley. El católico que dedica su vida a intentar imponernos a todos las directrices emanadas de un libro escrito hace milenios no puede entender que su iglesia está llena de encubrimiento y colaboración con dictadores, genocidas y pederastas, que bloquea la educación sexual y la prevención de pandemias, que discrimina a diversos colectivos como las mujeres, por no hablar de lesbianas y homosexuales... 



El problema de ser tolerantes con los intolerantes es que al final acaban con la democracia y con los derechos más elementales de los demás imponiendo su teocrática visión del mundo. No está mal que alguien les dé caña.


Así que lo dicho, GRACIAS ABEL.

Libros

Los libros que releo son cómplices amorosos de una aventura apasionada del pasado.

?

Se me pide que resuma lo más brevemente posible mi visión de las cosas, que la reduzca a la más mínima expresión, y yo, en lugar de palabras, escribo un signo de interrogación: ?

Cosas que ajustan al dedo

Cuando ella le dijo que, llegada ya la madurez en su relación, lo que le gustaría sería sentir una cosa ajustada a su dedo, él se asustó y penso en dejarla. Lo del masaje prostático no le apetecía especialmente. Luego se aclaró que ella se refería a un anillo de compromiso, y él ya no tuvo dudas, decidió pedir la nacionalidad sealandesa.


Nota: el Principado de Sealand, con una población de 60 personas, es un Estado autoproclamado. Sealand está situado en la plataforma marina Roughs Tower, construida por la Marina Real británica en 1942 y localizada en el mar del Norte, a diez kilómetros de la costa de Suffolk, en el Reino Unido.

Ellos

¿Y sólo porque ellos no pueden verlos y escucharlos dicen que yo estoy loco?

Representantes

Los representantes de seguros venden seguros. Los representantes de recambios de automóviles venden recambios de automóviles. Era de esperar que los representantes del pueblo, acabaran vendiendo al pueblo.

Ojijunto

Tenía los ojos tan juntos que no podía ir a ver películas en 3D porque los dos le caían en el mismo color.

La chica perfecta

La chica cumplía todas sus necesidades, es decir, las sexuales y alguna que otra complementaria.

Fent el FAVA


Publicado en
http://feriamarte.com/fent-el-fava/

El denominado por algunos críticos “arte del compromiso”, que respondía al mundo ideológico de la década de 1960 (sobre todo en América Latina), solicitaba al artista poner su creatividad al servicio del pueblo y la revolución. El artista no sólo debía luchar contra las formas de alienación burguesas del arte y la mercantilización de la obra. Debía, además, ayudar al proceso de transformación social “representando” (hablando por y en lugar de) los intereses de clase del sujeto privilegiado de la revolución: el pueblo. Aldo Pellegrini decía que “el arte debe poner sus instrumentos al servicio de la sociedad para que el mensaje al alcance del pueblo tenga la mayor claridad revolucionaria”.
En mi opinión, este arte del compromiso erró por la tensión entre, por un lado, la subordinación militante de la obra a la retórica del compromiso social y, por otro, la autonomía del proceso creativo; entre, por un lado, la instrumentalidad del arte que defiende la toma de posición ideológica del artista y, por otro, la independencia creativa.
A diferencia del arte del compromiso, el arte contemporáneo actual no busca reflejar el cambio social (un cambio ya dinamizado por la transformación política de la sociedad) sino anticiparlo y prefiguarlo, analizarlo y comprenderlo, usando, muchas veces la transgresión estética como detonante. Pero el fundacionalismo de lo nuevo que le da al arte contemporáneo su fuerza de ruptura ya no coincide con la multiestratificación postmoderna de situaciones sociales que se entremezclan siguiendo el anudamiento reversible de sus pliegues.
Quizá llegó el momento de explorar las condiciones límite de la práctica artística en el marco totalitario de una sociedad concreta; por apostar por la creatividad como fuerza disruptora del orden; por reformular el nexo entre “arte” y “sociedad”; sin oponerse tajantemente al idealismo de lo estético como esfera desvinculada de lo social, pero reclamando responsabilidad crítica.
Existe un efecto normalizador y domesticador sobre el arte que parece diluir la importancia de la cuestión del deseo, de la insatisfacción, del riesgo, del gusto por lo no-garantizado y del conflicto. La estandarización de toda una gramática de producción artística basada en una cultura de ferias internacionales ha convertido lo crítico-experimental en una retórica academizante que reemplaza la aventura del arte por el formulismo de lo previsible.
Quizá llegó el momento de dejar que el arte contemporáneo actúe según una contextualidad y un emplazamiento, de un marco, una frontera, unas limitaciones y varios cruces de los límites. Un arte que reflexione críticamente sobre su entorno desde sus propias organizaciones de significados, desde su propia retórica de los medios; una relación con la sociedad expresiva y referencial,  donde el pueblo fuese un antecedente ya dispuesto y consignado que el artista va a tematizar a través de su obra.
Y todo esto viene a cuento del Taller Colaborativo Interdisciplinario de Vilanova, que se enmarca en la línea de Acompañamiento de proyectos del Programa de Extensión Universitaria de la Universitat Jaume I. Dicho taller tenía como punto de partida analizar el proyecto cultural previsto en la población de Vilanova de Alcolea y, para esto, se nutría de la variada y rica perspectiva que aportaban los participantes. En este sentido, uno de los aspectos clave fue la búsqueda de implicación de dos perfiles bien diferenciados entre sí pero que pretendíamos fueran permeables y proactivos: las aportaciones internas de los miembros del grupo, vecinos y vecinas y representantes del tejido asociativo de Vilanova de Alcolea y la visión externa que aportábamos una serie de profesionales en el ámbito de las artes, la gestión y comunicación cultural, participación, colaboración y asociacionismo (María Cervera – @mariazcervera , Joan Feliu – @joanfeliufranch , Voro García – @GarciaVoro , Albert López – @monfort_alb , Carlos Maiques, Teresa Marín – @lacolectivalab , Domingo Mestre – @DomingoMestre , Ángel Portolés – @angelportoles , Cristina Riera – @CristinaRiera , Carme Rodriguez – @carmemix , Enrique Salom – @EnriqueSalom , Eugeni Trilles – @escarbat79 i Margarida Troguet – @margaridaTT)
Antes, como parte importante de la construcción horizontal del Taller Colaborativo Interdisciplinario de Vilanova d’Alcolea, hicimos una serie de encuentros en twitter para contextualizar el proyecto del Festival FAVA y para definir la estructura y metodologías que utilizaremos en el TCIVilanova. Un programa cultural colaborativo, nacido y gestionado desde los vecinos, que buscará en el arte contemporáneo una respuesta a sus intereses, una implicación con sus problemáticas.
Ya sé que es difícil de entender. Es que esto es nuevo. Además, son el pueblo de Vilanova quien decide y se abre al arte contemporáneo, así que sean ellos quienes los expliquen:
 Y el resultado está por llegar, pero la semilla (de haba, FAVA, claro) está ya plantada y bien regada.

La teoría del libre albedrío o el sueño de la morsa

Publicado por  en Jot Down Magazine. http://www.jotdown.es/2016/01/la-teoria-del-libre-albedrio-o-el-sueno-de-la-morsa/




Fotografía: Bill Hickey (DP)
El 7 de febrero de 2007, Dennis Overbye publicó un artículo en El País titulado «La ilusión del libre albedrío». Aunque el artículo en general defiende la tesis del neurólogo Mark Hallett, que viene a decir que el libre albedrío no existe, sino que es una percepción y no un poder o una fuerza impulsora, también menciona el voto a favor de algunos físicos, quienes afirman que es un requisito previo para inventar teorías y planificar experimentos, especialmente referidos a la mecánica cuántica, la extraña y paradójica teoría que atribuye una aleatoriedad microscópica a los cimientos de la realidad. Así, Anton Zeilinger, un físico cuántico de la Universidad de Viena, asegura que la aleatoriedad cuántica no es una prueba, pero sí un indicio de que tenemos voluntad propia. Existen varias fábulas que respaldarían a Zeilinger, como es el caso de la que se narra a continuación.
Érase una vez una morsa. La morsa, según explica National Geographic, es un animal bigotudo y de largos colmillos, que se encuentra principalmente cerca del círculo polar ártico, donde se tumba en el hielo en compañía de cientos de congéneres. Pero esta era una morsa especial. En primer lugar por la gran cantidad de grasa que acumulaba entre sus huesos, lo que la convertía en un espécimen gigantesco; y en segundo lugar, porque era la única morsa conocida que quería viajar a la luna para saber si sabía a queso.
La morsa lo había intentado todo, que era más bien poco, es decir, había saltado (lo que con su volumen era más bien un movimiento ridículo parecido al baile de la lambada) y probado con la teletransportación (tecnología que en el Polo Norte está escasamente desarrollada aún). Nada dio resultado. La morsa sabía que la única forma de llegar a la luna era ir a la NASA y secuestrar uno de sus cohetes. Pero ¿cómo diablos iba a llegar allí? La morsa pensó en su abuela, famosa viajera de leyenda entre su manada, que un centenar de años atrás salió a ver mundo sobre un sólido iceberg hasta que una gigantesca nave lo golpeó en 1912. Entonces la abuela morsa, enfadada, saltó al barco, que venía de Belfast, y comenzó una matanza que no terminó hasta que lo hundió. Pero eso es otra historia, aunque cada 15 de abril las morsas de todo el mundo celebran su día nacional, que consiste básicamente en quedarse quietas sobre el hielo disfrutando de un agradable descanso.
Nuestra morsa optó por hacer dedo y, afortunadamente llegó Jason Statham y la trasladó a la NASA (corría el año 2002 y estaba preparándose para rodar Transporter, la película francesa de Corel Yuen, así que le vino bien). La morsa dio las gracias a Jason y le preguntó a la recepcionista de la NASA que dónde estaban los cohetes. La mujer se levantó lentamente detrás del mostrador y salió corriendo mientras daba unos gritos audibles a kilómetros de distancia. Aunque la morsa intentaba calmar a la gente diciéndoles que no tenía mala intención (bueno, un poco sí porque quería robar un cohete, pero sin comerse a nadie) lo único que los científicos oían era un rugir feroz. En ese momento la morsa sintió el dolor agudo de un dardo tranquilizante en el culo y cayó al suelo en un profundo sueño. Cuando despertó, miró a su alrededor, y se dio cuenta de que la habían llevado al zoológico de San Diego, conocido por su escasez de morsas. La morsa sacó el dedo de nuevo con la esperanza de que Jason Statham estuviera por allí, pero esperó, esperó y esperó, y Jason no se presentó. 
Un día la morsa levantó la vista para ver la multitud congregada expectante y reconoció a Tim Allen, que como es el tipo que hace siempre de Santa Claus en las pelis y sabe del Polo Norte, salvó a la morsa y le buscó trabajo en Zasavica, famosa reserva natural serbia, en compañía de un centenar de burras de los Balcanes. Allí fue catadora especializada en queso pule, hecho de leche de burra y considerado el más famoso y caro del mundo, con un valor de alrededor de mil cuatrocientos dólares por un kilogramo. De todos es conocido que las pollinas serbias producen muy poca leche y dado que se requieren veinticinco litros para producir un kilo de queso, pues no sale a cuenta. Las morsas usan sus muy sensibles bigotes, llamados vibrisas, como detectores de sabor, de ahí que pudiera catar el queso sin acabar con tan escaso manjar.
Y este podría ser el final feliz de la historia, pero lo cierto es que no fue así. Dos años más tarde la morsa era una adicta al queso, tuvo que ir a rehabilitación donde se hizo amiga del Monstruo de las Galletas, que estaba quitándose de las Oreo. Cuando fue dada de alta se mantuvo limpia durante tres años hasta que un día se confió y probó una tarta de queso y frambuesa. Después de eso volvió a ser una yonqui. Le compraba el género a un traficante de cheddar de los contenedores de Carrefour. La morsa se comió todo el queso que pudo, luego lo inhaló, se lo inyectó e incluso se lo fumó. Murió de sobredosis de gorgonzola. Pero la moraleja es que esa morsa fue una inspiración para todos los mamíferos pinnípedos acuáticos, demostró que nuestra inmersión en la causalidad y el mundo material es precisamente lo que nos libera; que la evolución, la historia y la cultura nos han dotado de sistemas de reacción que nos otorgan la capacidad única de reflexionar y pensar las cosas, pero sobre todo de imaginar el futuro; que el libre albedrío y el determinismo pueden coexistir y por tanto, que debemos luchar por nuestros sueños. Después de su muerte la convirtieron en una alfombra y aún se encuentra en el despacho del presidente de la Asamblea de la República de Serbia. Es la razón por la que al entrar en la en la plaza Nikola Pašić de la ciudad de Belgrado se siente un fuerte olor a camembert. O eso dicen.

Cyrano de Bergerac

Un honnête homme n'est ni français, ni allemand, ni espagnol, il est citoyen du monde, et sa patrie est partout.