Exorcismo
-Gracias por venir, mi hija está poseída por el ritmo racatanga.
-¿Y la goza?
-Y la baila.
-Encomendémonos a dios entonces, rece conmigo: Aserejé ja de je de jebe tu de jebere seibiunouva majavi an de bugui an de güididípi. Amén.
Trabajo diplomático
Cartera perdida
He perdido mi cartera. No llevaba dinero y sí toda la documentación, con las fotos de los carnés. Se ruega a quien la encuentre que... no se ría demasiado.
Confesión burguesa
Igual suena burgués, pero aspiro a ser inconformista con lo que tengo mientras esté satisfecho de lo que soy.
Oraciones
Modistos
El miembro de la Benemérita
Plan infalible para hacerse rico
Inmune
Cari
El suicida del taxi
Faltas y excesos
Para ser novelista me falta talento y me sobran competidores.
Para ser deportista me falta voluntad y me sobran kilos.
Para ser rico me falta astucia y me sobra lirismo.
Para ser conservador me faltan dogmas y me sobran pecados.
Y ahora es cuando lo remato todo con algo ingenioso, pero a estas horas no se me ocurre nada más que decir.
Picasso y mi madre
Robo sin querer
Conservantes
Borracho
Cena al aire libre
Estuve cenando en un restaurante al aire libre. Empezó a diluviar. estuve tres horas para terminarme la sopa.
La manzana de la profesora
Mirando a los ojos
Extrañar
Comer a oscuras
El problema de comer a oscuras está en pillar con la mano el trozo de pan, no en llevártelo a la boca, que en ese trayecto nunca te equivocas. No sé si esto ilustra una moraleja sobre lo importante que es conocerse a sí mismo, o si es un alegato en favor de la electricidad, pero la obviedad queda dicha.
Psiquiatras
Caras de niño.
La cara de un niño lo dice todo, especialmente la parte de la boca si ya está en edad de hablar.
Entre caballeros
Eva y Peugeot
(Leído en twitter)
El mejor del mundo
Gafas de leer
Chiste de gorilas
Los bares de Hungría
Llamarse Joan Feliu
Mamá, ¡qué buena está la paella!
-Mamá, ¡qué buena está la paella!
-¿Quieres repetir?
-Mamá, ¡qué buena está la paella!
En mi opinión
Me gusta la canción del verano
Vita artis
La chica de la puerta
-¡Cuidado! -gritó él, sin llegar a tiempo. -La puerta no tiene picaporte por este lado, ahora estamos encerrados los dos.
-Los dos no -dijo ella, y sonriendo, atravesó la puerta y desapareció.