Una cosa no quita la otra

A ver peña, soy feminista de convicción, lo que no significa que haya veces que me gustaría ser un súper hombre del tipo de Arnold Schwartzenegger, Bruno Lomas, John Wayne, Atila, Barrionuevo, Clint Eastwood, Margaret Tacher o Keith Richards. Hay veces que me gusta el olor a napalm en la selva al amanecer como a Robert Duvall en Apocalypse Now, la cerveza, el billar, las choppers, las botas militares o las cazadoras vaqueras con las mangas cortadas. Hay veces que le molaría lucir en la jeta alguna marca de cuchillada y una tirita (sólo si es en la ceja) y un tatuaje hecho por uno mismo, con una mano temblorosa y con una vieja navaja mellada, una botella de tinta china y los ánimos de todos los viejos colegas a lo largo de un fin de semana de desmadre salvaje. Una cosa no quita la otra.

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