Si, viajando en un transporte público, notas la presencia
táctil de alguien a quien no se le requirió tales devaneos, no creas que te has
vuelto sexi, probablemente es que el número de pasajeros excede lo razonable.
Aforismo de la crisis
Cuando las cosas desaparecen es para dar paso a otras, por
ello no debes apegarte a nada, no debes obsesionarte, solo así te libraras del
sufrimiento aunque sea por un momento.
La guerra del amor
En la guerra del amor puedes perder muchas cosas, entre
ellas, la razón, el tiempo, el dinero y sobre todo, la virginidad (de tus
sentimientos también).
Inquietud aritmética
Mañana se supone que es el cumpleaños de Jesús-Dios. El misterio de la Santísima Trinidad siempre me ha suscitado cierta inquietud aritmética: Si Dios es uno. ¿Cuánto son Dios más
Dios?. ¿Quiuatro?.
Cielo e infierno
El Paraíso lo prefiero por el clima, que no me gusta el calor agobiante del verano. ahora bien, el Infierno lo prefiero por la compañía.
Amigos y enemigos
Estos días estoy comprobando que los amigos van y vienen, pero los enemigos se acumulan.
La veo en sueños
El oftalmólogo confirmó que, en efecto, su rostro es un
holograma en mis pupilas y quiere llevar mi caso a un congreso.
La diferencia. Microrrelato publicado en Relatos para Malala, de la editorial ACEN e Isonomía

Él era un hombre
masculino y en su jeta lucía una marca de cuchillada y una tirita en la ceja
(único sitio donde un hombre masculino puede llevar una tirita). Tenía el
cuerpo tatuado y daba la impresión de haberlo hecho él mismo, con una mano
temblorosa, una vieja navaja mellada, una botella de tinta china y los ánimos
de todos los viejos colegas a lo largo de un fin de semana de desmadre salvaje.
Pero lo que lo
retrataba como miembro de esa raza de valientes y orgullosos seres masculinos,
es que, sin ninguna excepción, despreciaba y arrinconaba al cobarde, salvaje,
ruin, rastrero y mal nacido engendro injusto de la naturaleza que era capaz de maltratar
a una mujer por creer que le pertenece. Y es que él era un hombre masculino porque por
encima de todo creía en la mujer femenina, y también en el hombre femenino y en
la mujer masculina; creía en el hombre y la mujer sin más; creía en la humanidad.
Porque para ser un hombre masculino hay que saber que en la diferencia
individual se cimenta la armonía de la igualdad.
El poema
Ayer estaba melancólico y pensé en escribir un poema de amor. Empezaba diciendo:
"Me fui corriendo a refugiar en su seno"
Luego pensé que corriendo y seno eran dos palabras que en una misma frase evocaban otros placeres, y se me pasó la melancolía.
"Me fui corriendo a refugiar en su seno"
Luego pensé que corriendo y seno eran dos palabras que en una misma frase evocaban otros placeres, y se me pasó la melancolía.
Una oportunidad
Todo lo que pido es una oportunidad
para demostrar que el dinero no puede hacerme feliz.
El Dios invisible
La religión ha convencido a la
gente de que hay un hombre invisible viviendo en el cielo, que ve todo lo que
haces cada minuto de cada día. Y el hombre invisible tiene una lista de
diez cosas específicas que él no quiere que hagas, los mandamientos se
llaman. Y si haces cualquiera de estas cosas, él te enviará a un lugar
especial, donde vivirás para siempre entre el fuego, la tortura y la angustia
para que sufras hasta el final de los tiempos. Pero él te quiere. Sí,
sí, créetelo, te quiere, él te ama.
Y necesita dinero.
Al que madruga...
El pájaro que se espabila y llega
antes puede conseguir el gusano en la manzana, de lo que se deduce que al que
madruga Dios le ayuda. Aunque también es cierto que es el segundo ratón que
llega a la ratonera el que consigue el queso, mientras que el madrugador...
¡chaf!
Segundas oportunidades
Si eres de los que al principio no tienen éxito, de
los que tienen que esforzarse en perseverar, de los que caen a la primera pero luego se levantan para volverlo a intentar... el paracaidismo no es para
ti.
Sexo con la cuñadita
Yo era feliz. Mi novia y yo
habíamos estado saliendo desde hacía más de un año, por lo que decidimos
casarnos. Mis padres nos ayudaron en todos los sentidos, mis amigos me animaron,
diciéndome que ya estaba bien, que ya era hora, y mi novia era un sueño. Sólo
había una cosa que me molestaba: su hermana menor.
Mi futura cuñada tenía
veinte años de edad, vestía ajustadas mini faldas y blusas escotadas. Tenía
la costumbre de inclinarse siempre cuando estaba cerca de mí y ofrecerme una
agradable vista de sus encantos entre su ropa interior. Yo suponía que su
comportamiento era deliberado, pero nunca le había dicho nada a mi novia.
Además, nunca lo hacía cuando estaba cerca de otra persona.
Un día la
hermana pequeña me llamó y me pidió que fuera a revisar las invitaciones de
boda. Estaba sola cuando llegué. Me susurró que pronto me iba a
casar, y me confesó que tenía sentimientos y deseos hacia mí que no podía
superar y realmente no quería superar. Me propuso hacerme el amor sólo una vez
antes de casarme y entregar mi vida a su hermana. Yo estaba en shock total
y no podía decir ni una palabra. Ella dijo: voy a subir a mi habitación, si
quieres seguir adelante con esto ven a buscarme, te espero desnuda en mi cama. Me
quedé de piedra. Estaba como congelado mientras la
veía subir las escaleras. Cuando llegó al descansillo de arriba se bajó
las bragas y las tiró por las escaleras hacia mí. Me quedé allí por un
momento, luego me volví y me dirigí directamente a la puerta principal. Abrí
la puerta y salí de la casa. Me dirigí directamente hacia mi coche. Mi
futuro suegro estaba de pie afuera. Con lágrimas en los ojos me abrazó y
dijo: estamos muy contentos de que hayas pasado nuestra pequeña prueba. No
podría pedir un hombre mejor para nuestra hija. Bienvenido a la familia.
La
moraleja de esta historia es: guarda siempre los condones en el coche.
La sombra del árbol
El árbol no niega su sombra ni al leñador.
Lo que demuestra la nula inteligencia del mundo vegetal.
Lo que demuestra la nula inteligencia del mundo vegetal.
Envidia
La envidia es una declaración de inferioridad.
(A mi me suena que algo así dijo Napoleón, pero no me hagáis mucho caso)
(A mi me suena que algo así dijo Napoleón, pero no me hagáis mucho caso)
La anatomía (pruebas empíricas)
La anatomía
La anatomía es una cosa que los hombres también tienen, pero
que en las mujeres queda mejor.
Por ejemplo, yo como mona lisa, puede que quede mono, pero por mi anatomía sería más bien un mono redondito en lugar de liso.
Aforismo del día de la constitución
Una persona vale más que cualquier bandera.
(A ver si adivináis quién es el del dibujo... sí, soy yo, je, je, je)
(A ver si adivináis quién es el del dibujo... sí, soy yo, je, je, je)
Aforismo del águila y la comadreja
El águila puede volar, pero las
comadrejas no son absorbidas por los motores a reacción.
Y que cada cual saque sus conclusiones.
El hombre del lápiz
Publicado en Castelló al mes, diciembre 2012.
Hoy se cumplen cinco años de nuestra relación. Al principio no
podía soportarlo, ahora ya estoy acostumbrado. No sé su nombre. Es un tipo
de apariencia normal, lleva un traje gris que hace juego con su escaso pelo en
las sienes, y tiene una cara bastante común. Lo conocí, como he dicho,
hace cinco años, una mañana que hacía mucho calor. Yo estaba sentado en un
banco en la plaza, leyendo el periódico. De repente sentí que algo me
tocaba la cabeza. Era el mismo hombre que ahora, mientras escribo, me
sigue golpeando, mecánicamente y sin inmutarse, con un lápiz.
En esa ocasión me di vuelta lleno de indignación, pero él siguió
golpeándome. Le pregunté si estaba loco, pero ni siquiera pareció
oírme. Entonces lo amenacé con llamar a la policía. Permaneció
imperturbable, fiel a su tarea. Después de unos momentos de indecisión, y
viendo que no iba a cambiar su actitud, me puse de pie y le di un puñetazo en
la nariz. El hombre cayó al suelo y dejó escapar un gemido casi
inaudible. De inmediato se levantó y sin decir una palabra comenzó a
golpearme en la cabeza con el lápiz. Su nariz estaba sangrando y, en ese
momento, sentí pena por él, remordimiento por haberle golpeado con tanta
fuerza. Después de todo, el hombre no me daba de forma contundente, se
limitaba a golpearme ligeramente con su lápiz, sin causarme demasiado
daño. Por supuesto que era molesto, como cuando una mosca se te posa en la
frente, que no sientes ningún dolor en absoluto, pero sí molestia. Pues
bien, ese lápiz era como una mosca gigante que aterrizaba en mi cabeza una y
otra vez a intervalos regulares.
Convencido de que estaba tratando con un loco, traté de
escapar. Pero el hombre me siguió sin decir palabra, mientras me
golpeaba. Así que empecé a correr. El pobre hombre no podía seguirme,
estaba jadeando y resoplando, por lo que pensé que si yo seguía obligándolo a
correr, mi torturador caería muerto allí mismo. Ralenticé el paso. Lo
miré. No había ni rastro de gratitud ni de reproche en su rostro por
haberlo esperado. Se limitó a golpearme en la cabeza con el lápiz.
Pensé que era mejor volver a casa. Él, sin dejar de pegarme con
el lápiz. Todo el mundo se volvía estúpidamente a mirarnos. Se me
ocurrió decirles: ¿Qué estáis mirando, idiotas? ¿Nunca habéis visto a un hombre
golpear a otro en la cabeza con un lápiz? Pero se me ocurrió que
probablemente nunca lo habrían visto.
Cuando llegué a mi casa, traté de cerrarle la puerta en las
narices. Pero él puso el pie en el portal y logró pasar. Desde entonces,
no ha dejado de golpearme en la cabeza con su lápiz. Hasta donde yo sé,
nunca come ni duerme. Su única actividad consiste en pegarme.
Le he pedido, en muchas ocasiones y en todos los tonos posibles, que me
explique su comportamiento, pero ha sido en vano, él ha continuado sin hablar golpeándome
en la cabeza con su lápiz. Muchas veces le he golpeado yo, pero él acepta
dócilmente mis ataques como si fueran parte de su trabajo. A pesar de su
falta de necesidades fisiológicas, sé que cuando lo golpeo él siente
dolor. Sé que es mortal. Pero no sé si después de muerto seguiría
golpeándome la cabeza con su maldito lápiz.
Por otro lado, recientemente he llegado a la conclusión de que no
podía vivir sin esos golpes. Ahora, cada vez con mayor frecuencia, padezco
una ansiedad derivada de la idea de que este hombre, tal vez cuando más lo
necesite, partirá y ya no volveré a sentir su lápiz en mi cabeza.
Sexo pasado no mueve molinos
Tanto insistía en ver fotos de cuando era pequeña que su
novia tuvo que terminar enseñándoselas.
Al verlas no pudo reprimir las
lágrimas.
Realmente era una ricura.
Un muchachito verdaderamente encantador.
Amor y odio
Hay un sentimiento más fuerte que el amor: el odio. Ché Guevara decía que mayor que el amor a la libertad es el odio a quien te la quita, y creo que tenía razón. Nos mueve el odio, pero cabe esperar que ese odio sea hacia la injusticia, la desvergüenza y la ruindad. A por ellos, que son pocos y cobardes.
Mentir
Para mentir hace falta que uno mienta y que otro escuche.
Lo dijo el gran filósofo de nuestra era Hommer Simpson.
Lo dijo el gran filósofo de nuestra era Hommer Simpson.
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