Un hombre lloró su primera lágrima en el funeral de su madre. La gota, concentrada tras toda una vida retenida, perforó la tierra y provocó una explosión nuclear en Nueva Zelanda.
Respetabilidad
La obsesión por la respetabilidad es un síntoma de
hipocresía, una mascara incapaz de ocultar lo que realmente somos… seres
humanos con virtudes y defectos.
Armas
El examen más riguroso debería de ser el de la
obtención del permiso de armas. Yo soy partidario de que para obtener el
permiso de armas, las autoridades dispusieran un test psicológico tan estricto,
que aquellos que lo pasaran fueran lo suficientemente inteligentes para darse
cuenta de que las armas no les hacían ni puñetera falta.
Sarcasmo
Puestos
a elegir uno de los muchos sarcasmos con que el destino se mofa de nosotros, me
quedo con el caso de José Asunción Silva. A este insigne poeta colombiano sólo
le quedaban, de su en otro tiempo boyante patrimonio, diez pesos en la cartera
antes de pegarse un tiro en el corazón (un médico le pintó en el pecho el lugar
exacto de esta víscera para que no fallara) allá por el año 1896. Ahora son
miles los billetes que llevan su efigie impresa por todos los rincones de
Colombia.
Suicidio
Sobre la mesita de noche, una simple nota: “Siempre dije que suicidarse
era de cobardes. Nunca dije que yo no lo fuera”.
Suicida
Si la vida es un cuento narrado por un idiota, el suicida es
el único que se atreve a taparle la boca sin su permiso.
Mariposas
Siempre he tenido fascinación por los biólogos. No sé, quizá
ese interés por la naturaleza que necesariamente deben tener para haber elegido
estudiar esa carrera me atrae. Cuando lo vi acercarse, con esa ropa de
camuflaje, supe que se había fijado en mi. Cerré los ojos. Pensé que por fin
iba a besarme. El dolor me atravesó por sorpresa. Ahora me tiene clavada en un
corcho, en su laboratorio de entomólogo. Y ni siquiera me mira.
Las suegras de los amantes de Teruel
Unos días después de la muerte de sus impulsivos hijos,
las respectivas madres de los amantes de Teruel se encontraron en la plaza
del Torico, al fin y al cabo Teruel entonces no era más que un pueblo. El destino
les había vetado ser las consuegras más enemistadas de la historia de Aragón, pero quedaron para tomar un chocolate y desde entonces, del desamor, surgió una
bonita amistad.
El saber y el morir
En el antiguo Oriente existía la creencia de que, segundos
antes de morir, a la mente de los hombres acudían las percepciones,
conocimientos o las ideas más brillantes a las que un ser humano podía aspirar.
Guiándonos por esta aseveración, el más torpe de los hombres podía
concebir la teoría de la relatividad, saber dónde está el Santo Grial o entender
el amor. Sólo por eso, valdría la pena morir, o al menos no sería tan indeseado.
Ejercicio
Yo hago ejercicio cuando voy a la playa.
Encojo el estómago cada vez que veo un bikini.
Y siempre llego a casa con agujetas.
Encojo el estómago cada vez que veo un bikini.
Y siempre llego a casa con agujetas.
Prestigio
Prestigio es una palabra que se rifa en cualquier mercadillo
y suele confundirse con notoriedad. Pero lo simplemente conocido, por más que
origine acólitos, no garantiza la excelencia.
Mi cabeza echa humo, versión de Jinquer
Como sabía que a Jinquer le había gustado el tema le regalé el telegrama para que lo usara para lo que quisiera. En un comentario a esa entrada lo ha continuado, y no me resisto a dejároslo leer a todos (en cursiva mi texto, seguidamente el de Jinquer)
Tanto pensar, tanto pensar. Mi cabeza echaba humo. Pero literalmente, finas columnas de humo salían de entre mi pelo y ascendían hasta el techo de la habitación. Al principio me preocupé, pero luego oí en la radio que le estaba pasando a varias personas. Parece ser que la desocupación producida por la crisis había hecho que muchos se pusieran a pensar, y claro, con la falta de costumbre, las cabezas estaban que echaban humo.
Los primeros meses era algo curioso ver a alguien echando humo por la calle y pensar: mira, uno que va pensando. Y claro, inmediatamente ponerte tú también a echar humo al pensar que el otro pensaba.Los problemas aparecieron cuando en algunos lugares concurridos como las oficinas del paro, bares y parques, la atmósfera comenzó a ser irrespirable. Además, dependiendo de qué pensaras, el humo olía de una forma u otra, con lo que algunos comenzaron a quejarse del olor de los pensamientos de otros. Tu forma de pensar no me huele bien, decían.Hubo quien dijo que por el humo se podía reconocer si quien pensaba tenía una nacionalidad u otra, incluso si pensaba en un idioma determinado, con lo que comenzaron a aparecer guetos de pensadores minoritarios.Al final el gobierno tomó cartas en el asunto. Se prohibió pensar en bares, restaurantes, hospitales y centros de trabajo que fueran espacios cerrados. Igualmente se prohibió pensar en colegios y universidades, así como en su entorno y en el de parques infantiles, para preservarlos de pensamientos.Hoy, si quieres pensar, tienes que salirte a la calle. Algunos bares han instalado mesitas en la calle para pensar.
Fue uno de los efectos del 21/12/2012. Los mayas habían aventurado un cambio, pero nadie pudo imaginar que las ideas, los pensamientos, se harían visibles. Visibles y molestos, las malas ideas pululaban por doquier, eran malas porque apestaban. El juicio individual ante las personas comenzó una vorágine de introspección que resultó ser el mejor remedio para todos los males de la humanidad.
Los malvados no podían esconderse en ningún lugar, ni siquiera entre ellos, era apestoso, un ambiente irrespirable. Un malvado en una habitación cerrada era hombre muerto, moría entre sus propios efluvios como sumergido en una fosa séptica.
Ninguna religión fue precisa, todos intentaron cambiar sus pensamientos, sus ideas, por una mera cuestión de supervivencia.
Los humos negros eran los mas pestilentes, y los blancos, como nubes de algodón, los más imperceptibles, pero en medio estaban toda la gama de colores, los rojos iracundos y los azules tranquilos, cada uno con su propio olor, visible, desde lejos, sin posibilidad de engaño.
El sistema de Justicia sufrió una convulsión. Los abogados, fiscales, testigos, acusados, todos reflejaban por color y olor cuando mentían. Y los jueces fueron los primeros en observar los procesos de la sala desde un lugar oculto para todos. Pero pronto este privilegio fue requerido también por los fiscales, y luego por los abogados, y entonces la opinión pública dedujo que tanta farsa era innecesaria. El sistema judicial colapsó.
Los notarios sin embargo tuvieron su trabajo mucho más fácil, herederos, testadores, compra-ventas, fundaciones ... a todos se les veía literalmente "el plumero" emergiendo de sus cabezas.
El reino del ser humano viviendo en la mentira se acabó de manera natural y bastante rápida.
Algunas personas intentaron inventar algo para poder seguir con su maldad sin que el resto lo viera, pero fracasaron.
Durante el mes de enero del año 2013, todo se derrumbó como si de una demolición controlada se tratase, planta por planta, a velocidad de caída libre, levantando una polvareda mayor que la de las Torres Gemelas once años atrás.
Tanto pensar, tanto pensar. Mi cabeza echaba humo. Pero literalmente, finas columnas de humo salían de entre mi pelo y ascendían hasta el techo de la habitación. Al principio me preocupé, pero luego oí en la radio que le estaba pasando a varias personas. Parece ser que la desocupación producida por la crisis había hecho que muchos se pusieran a pensar, y claro, con la falta de costumbre, las cabezas estaban que echaban humo.
Los primeros meses era algo curioso ver a alguien echando humo por la calle y pensar: mira, uno que va pensando. Y claro, inmediatamente ponerte tú también a echar humo al pensar que el otro pensaba.Los problemas aparecieron cuando en algunos lugares concurridos como las oficinas del paro, bares y parques, la atmósfera comenzó a ser irrespirable. Además, dependiendo de qué pensaras, el humo olía de una forma u otra, con lo que algunos comenzaron a quejarse del olor de los pensamientos de otros. Tu forma de pensar no me huele bien, decían.Hubo quien dijo que por el humo se podía reconocer si quien pensaba tenía una nacionalidad u otra, incluso si pensaba en un idioma determinado, con lo que comenzaron a aparecer guetos de pensadores minoritarios.Al final el gobierno tomó cartas en el asunto. Se prohibió pensar en bares, restaurantes, hospitales y centros de trabajo que fueran espacios cerrados. Igualmente se prohibió pensar en colegios y universidades, así como en su entorno y en el de parques infantiles, para preservarlos de pensamientos.Hoy, si quieres pensar, tienes que salirte a la calle. Algunos bares han instalado mesitas en la calle para pensar.
Fue uno de los efectos del 21/12/2012. Los mayas habían aventurado un cambio, pero nadie pudo imaginar que las ideas, los pensamientos, se harían visibles. Visibles y molestos, las malas ideas pululaban por doquier, eran malas porque apestaban. El juicio individual ante las personas comenzó una vorágine de introspección que resultó ser el mejor remedio para todos los males de la humanidad.
Los malvados no podían esconderse en ningún lugar, ni siquiera entre ellos, era apestoso, un ambiente irrespirable. Un malvado en una habitación cerrada era hombre muerto, moría entre sus propios efluvios como sumergido en una fosa séptica.
Ninguna religión fue precisa, todos intentaron cambiar sus pensamientos, sus ideas, por una mera cuestión de supervivencia.
Los humos negros eran los mas pestilentes, y los blancos, como nubes de algodón, los más imperceptibles, pero en medio estaban toda la gama de colores, los rojos iracundos y los azules tranquilos, cada uno con su propio olor, visible, desde lejos, sin posibilidad de engaño.
El sistema de Justicia sufrió una convulsión. Los abogados, fiscales, testigos, acusados, todos reflejaban por color y olor cuando mentían. Y los jueces fueron los primeros en observar los procesos de la sala desde un lugar oculto para todos. Pero pronto este privilegio fue requerido también por los fiscales, y luego por los abogados, y entonces la opinión pública dedujo que tanta farsa era innecesaria. El sistema judicial colapsó.
Los notarios sin embargo tuvieron su trabajo mucho más fácil, herederos, testadores, compra-ventas, fundaciones ... a todos se les veía literalmente "el plumero" emergiendo de sus cabezas.
El reino del ser humano viviendo en la mentira se acabó de manera natural y bastante rápida.
Algunas personas intentaron inventar algo para poder seguir con su maldad sin que el resto lo viera, pero fracasaron.
Durante el mes de enero del año 2013, todo se derrumbó como si de una demolición controlada se tratase, planta por planta, a velocidad de caída libre, levantando una polvareda mayor que la de las Torres Gemelas once años atrás.
Mi cabeza echa humo
Tanto pensar, tanto pensar. Mi cabeza echaba humo. Pero literalmente, finas columnas de humo salían de entre mi pelo y ascendían hasta el techo de la habitación. Al principio me preocupé, pero luego oí en la radio que le estaba pasando a varias personas. Parece ser que la desocupación producida por la crisis había hecho que muchos se pusieran a pensar, y claro, con la falta de costumbre, las cabezas estaban que echaban humo.
Los primeros meses era algo curioso ver a alguien echando humo por la calle y pensar: mira, uno que va pensando. Y claro, inmediatamente ponerte tú también a echar humo al pensar que el otro pensaba.
Los problemas aparecieron cuando en algunos lugares concurridos como las oficinas del paro, bares y parques, la atmósfera comenzó a ser irrespirable. Además, dependiendo de qué pensaras, el humo olía de una forma u otra, con lo que algunos comenzaron a quejarse del olor de los pensamientos de otros. Tu forma de pensar no me huele bien, decían.
Hubo quien dijo que por el humo se podía reconocer si quien pensaba tenía una nacionalidad u otra, incluso si pensaba en un idioma determinado, con lo que comenzaron a aparecer guetos de pensadores minoritarios.
Al final el gobierno tomó cartas en el asunto. Se prohibió pensar en bares, restaurantes, hospitales y centros de trabajo que fueran espacios cerrados. Igualmente se prohibió pensar en colegios y universidades, así como en su entorno y en el de parques infantiles, para preservarlos de pensamientos.
Hoy, si quieres pensar, tienes que salirte a la calle. Algunos bares han instalado mesitas en la calle para pensar.
Los primeros meses era algo curioso ver a alguien echando humo por la calle y pensar: mira, uno que va pensando. Y claro, inmediatamente ponerte tú también a echar humo al pensar que el otro pensaba.
Los problemas aparecieron cuando en algunos lugares concurridos como las oficinas del paro, bares y parques, la atmósfera comenzó a ser irrespirable. Además, dependiendo de qué pensaras, el humo olía de una forma u otra, con lo que algunos comenzaron a quejarse del olor de los pensamientos de otros. Tu forma de pensar no me huele bien, decían.
Hubo quien dijo que por el humo se podía reconocer si quien pensaba tenía una nacionalidad u otra, incluso si pensaba en un idioma determinado, con lo que comenzaron a aparecer guetos de pensadores minoritarios.
Al final el gobierno tomó cartas en el asunto. Se prohibió pensar en bares, restaurantes, hospitales y centros de trabajo que fueran espacios cerrados. Igualmente se prohibió pensar en colegios y universidades, así como en su entorno y en el de parques infantiles, para preservarlos de pensamientos.
Hoy, si quieres pensar, tienes que salirte a la calle. Algunos bares han instalado mesitas en la calle para pensar.
Salir por la noche
Ayer salí de juerga. Y hoy estoy hecho un mentecaca (como dirían Hora de aventuras, mi serie de dibus preferida). Creo que salir de noche está sobre valorado. Yo he salido 14.723 veces, contando la de anoche (llevo la cuenta en mi libreta, donde lo anoto todo). De todas ellas he conseguido pillar cacho sólo 4 (y una de ellas era un tío). Sin embargo, en 27 ocasiones he pasado el bochorno de coincidir llegando a casa con mi padre que salía a trabajar. Que salir de noche está sobre valorado, os lo digo yo.
Cerveza
Algunas veces cuando reflexiono acerca de toda
la cerveza que he bebido, me siento avergonzado. Pero luego veo mas
allá del tarro y pienso en los trabajadores de la cervecería y sus sueños y
esperanzas. Si no bebiera yo esta cerveza, ellos podrían perder sus
trabajos y todos sus sueños se verían deshechos. Entonces me digo, Es mejor que
yo me beba esta cerveza permitiendo que sus sueños se conviertan en realidad a
que yo sea egoísta y me preocupe por mi hígado.
Soñar
Por mas que traten de destruir tus sueños no debes dejar de
soñar, pues el hombre que no sueña jamás sabrá la razón de su existencia.
Javi Aguilella
Ayer tuve la suerte de escuchar a Javi Aguilella, un gran poeta y una de las mentes perversas que más admiro, recitar algunos poemas acompañado de la música de la Onda Big Band, de su nuevo libro El universo de los perdedores. Fue una verdadera gozada que quisiera compartir. Estos versos son suyos:
Paséame la espalda, soy camino.
Pero quédate un rato, soy estación.
Paséame la espalda, soy camino.
Pero quédate un rato, soy estación.
Sufrir
Hay
personas en este mundo que buscan la felicidad a través del sufrimiento y no se
dan cuenta de ello... Me pregunto si yo seré uno de ellos.
Esquimales (2)
¿Qué les dicen los papás esquimales a sus hijos para explicarles la reproducción? ¿Que a los niños los traen los pingüinos?
Esquimales
Los esquimales tienen doscientas voces para describir el
color blanco.
Yo busco el pueblo que tenga el mismo número de vocablos para
matizar el sexo.
Bocados sabrosos

"Escribía sus poemas en las servilletas de papel de los
bares. A veces los regalaba, otras los guardaba en el bolsillo. Es que andaba
resfriado. La vida hace efímero el arte."
Si lo has leído aquí estás obligado moralmente a comprar el libro ¿eh?.
Lotería
Loterías del Estado que nos informa que este martes hay un
bote de 126 millones de euros. Vale un euro y medio. Ya sé que es como tirarlo
por la taza del wáter. Pero siempre queda esa millonésima esperanza de trincar
el bote y pode decir bien alto: ¡que os den!.
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