¡Dios! ¡Me he despertado creyendo!


Mira que me he despertado de maneras distintas. Me he despertado enfadado, con sueño, acalorado, tiritando de frío, con dolor de cabeza, resacoso, lúcido y hasta esperanzado. Pero lo de esta mañana es inaudito. Me he despertado creyendo en Dios. Pero no con medias tintas, no, sino con una fe inquebrantable, firme, católica y apostólica. He caído de rodillas y me he puesto a rezar fervorosamente. Le he pedido a Dios que me permitiera volverme a dormir rápidamente y que cuando me despertara fuera otra vez un ateo con ganas de ir al baño. Por favor, Dios mío.

1 comentarios:

Rafa Jinquer dijo...

Si te has levantado otra vez ateo, significa que Dios, te concedió la gracia.
Pero si, sigues siendo creyente, significa que ese Dios no atiende a su rebaño, por lo tanto, o no es bueno, o no es Dios.
No es bueno, pues pone su voluntad por encima de la tuya, o no es Dios, ya que no puede hacer que se cumpla tu deseo.

"para soñarte duermo"
jnq

Publicar un comentario