Sobre rabos y albóndigas

La camarera del bar se acercó a la mesa para empezar a servir los platos de la cena, pero previamente tenía que retirar los de las tapas, ya vacíos. Delante de mi quedaban escasos restos de rabo de cerdo y casi la totalidad de las albóndigas. Mientras la camarera se inclinaba mostrando su generoso escote, me preguntó: ¿pongo el rabo en las albóndigas? Con voz temblorosa no pude más que contestar: ponlo, aunque la preposición correcta sería entre y no en. 
Con cara de no entender la camarera mezcló el rabo con las albóndigas sin más, mientras yo pensaba que no sé si soy un pervertido o es que mis aficiones literarias me hacen ver metáforas en todas partes.
Sin embargo, por la noche soñé que la camarera era poeta.

1 comentarios:

Rafa Jinquer dijo...

Despues de soñar con las pre posiciones de la camarera generosa, lo correcto debería de haber sido poetisa. Aunque bien es cierto que las nuevas tendencias del lenguaje están estructurando un cambio a poetos, como yo mismo, poetas, como la camarera, y poetisas/isos, para lesbianas y homosexuales; teniendo cabida también los lesbianos y las homosexualas.

Y esto presuponiendo que el rabo fuera de toro y no de vaca, que por una razón de estadística, puesto que por cada toro hay no siete, sino 70 vacas, lo normal va a ser que nos vendan un rabo por otro, el que está entre las albóndigas, por el otro, el de las almejas.
Aquí la corrección ya sería la concordancia con el número y no solo el género, pero aún así, si la cena fue a escote, lo mejor del rabo, la camarera.

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