La reunión del delegado

El delegado sindical cedió la única silla de la habitación al otro hombre, prefiriendo permanecer en pie. Este segundo hombre, representante empresarial, tomó su maletín y le entregó la mitad de las notas al primer hombre, asintió con la cabeza, abrió una botella de licor de café, bebió un trago y se la ofreció al primero. Éste miró las notas y la silla ocupada, y luego se bebió el resto de la botella. Después de un minuto de estudiar al patrón se quitó las alpargatas y las cambió por  los zapatos italianos de su colega. Esto sorprendió al segundo hombre, pero se encogió de hombros y levantó las piernas frente a él para valorar bien su nuevo calzado. El primer hombre esperó. Y esperó. Y esperó. Finalmente, el hombre sentado se puso de pie, se sacudió los pantalones un poco, como para facilitar el escape de un silencioso gas y salió de la habitación. El delegado sindical estaba solo, llevaba zapatos italianos en una habitación que olía a pelo de gato quemado. Esta es una lección que nunca debemos olvidar. ¿Cuál lección? ¿ah?

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