La consecuencia exaptativa

Hace muchos millones de años, cuando el ser humano vivía en la sabana, sus genes hicieron crecer el cerebro para que pudiera sobrevivir en ella. Gracias a este aumento de tamaño existen las ciudades, las universidades, existimos tu y yo, y podemos tomarnos una cerveza mientras charlamos amistosamente. Pero el aumento de tamaño trajo también una consecuencia exaptativa no deseada, no prevista: apareció nuestra conciencia de ser individuos irrepetibles, apareció la conciencia de nuestra propia muerte; apareció el sufrimiento intelectual. Pero, ¿qué supone un poco de sufrimiento comparado con la hazaña evolutiva de haber llegado hasta aquí? Con ese sufrimiento se hace arte. Tu sufrimiento es una minuncia comparada con ese don.

1 comentarios:

Rafa Jinquer dijo...

Hostia, para cerebro gordo gordo, el de los hipopótamos

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