Azogue: el inicio


Entrevista a raíz de la publicación de la primera novela Azogue (aún a la venta en papel en Castalia Iuris o Restauro taller d'art y e-book en cualquier servidor). Febrero de 2010

Cara y cruz. Entrevista a Joan Feliu, autor de Azogue.

P: La de protocolo, ¿de qué trata Azogue?
R: Azogue es una novela de ficción en la que se trata con –creo- cierto sentido del humor e ironía una situación un poco extraña, con un misterioso asesinato y sobre una investigación científica que hacen los protagonistas sobre el mundo de la alquimia y la cerámica para descubrir al culpable.
P: ¿A quién va dirigida la novela?
R: Va dirigida tanto a aquellos que buscan puro entretenimiento como a quien busca un sustento científico a todo lo que explica la novela. Tal vez no contente a nadie (risas).
P: Es una novela que viaja a épocas anteriores. ¿Es histórica?
R: No, la novela está explicada en el tiempo actual, en la cotidianidad, pero los protagonistas de la novela necesitan leer y trabajar sobre libros más antiguos que reflejan hechos históricos reales.
P: En la sinopsis dice que Rogelio atiende el encargo de un cura. ¿Qué papel tiene la iglesia?
R: Con el cura se ha buscado a alguien que tuviera una importante presencia social en un pueblo del interior de Castellón. Es importante que sea un cura porque una parte de la novela tiene que ver con la percepción que tiene la Iglesia del mundo de la Alquimia, y por lo tanto era importante que fuera un párroco, pero por lo demás, no tiene nada que ver con la Iglesia, ni la critica ni la alaba.
P: Desarrollándose en un pueblo pequeño de Castellón… ¿Buscas crear proximidad con el lector?
R: Necesitaba un pueblo pequeño –y ficticio- porque la trama de la novela involucra el mundo de la alquimia con el mundo de la cerámica, y necesitaba que el pueblo tuviera una fábrica de cerámica relacionada con el conde de Aranda, en Alcora. También porque necesitaba describir un pueblo con unas condiciones paisajísticas que conociera.
P: ¿Cómo ha sido el proceso de documentación?
R: Desde hace algunos años he trabajado algunos aspectos del mundo de la cerámica y el mundo de la alquimia a nivel académico, y muchas veces para dar una conferencia me encontraba en una situación en que, para hacer comprender el mundo de la percepción alquímica, tenía que contar un cuento. Por eso, para vincular el mundo de la alquimia con la cerámica necesitaba escribir una novela, y eso posibilitaba también el no tener que justificar todas las hipótesis posibles, como ocurre cuando uno realiza un trabajo de investigación.
P: ¿Se puede aprender con Azogue?
R: Sí, se puede aprender que la Alquimia no sólo estaba pensada para obtener oro o la eterna juventud, sino que su finalidad más habitual en España era obtener medicinas.
P: ¿Qué buscas en una novela?
R: Antes que una gran calidad literaria, prefiero una novela que me entretenga. Si tiene calidad, mejor. Me encanta Pérez-Reverte y me encanta Javier Marías. En el cine, por ejemplo, me puede gustar Woody Allen, pero me entretiene más Piratas del Caribe.
P: Mirando tu currículum he podido ver que tienes publicaciones sobre el arte y patrimonio valenciano y sobre la cerámica. ¿Qué te ha hecho saltar a la novela?
R: Los investigadores tenemos un defecto –yo al menos- y es que cuando acabamos una investigación y la publicamos nos tomamos un descanso. No nos planteamos si esa publicación va a ser leída por más o menos gente, y eso es lo que quería solventar. De alguna manera, una historia de ficción comienza a funcionar a partir de que la gente la lea y la comente. Me apetecía trabajar esa etapa de la publicación.
P: ¿Crees que el bagaje previo que uno posee en un determinado campo es determinante a la hora de escribir una novela?
R: Todas las experiencias son importantes para escribir una novela. El hecho de plantearte escribir más de quince páginas seguidas requiere una preparación o una experiencia previa para evitar repeticiones, para evitar dar cosas por sabidas, etcétera. Haber escrito libros, aunque sean científicos te da cierto bagaje. De todas maneras yo no pretendo convertirme en un gran literato, ni creo que tenga calidad para eso, pero tenía una historia que contar, que es lo fundamental.
P: A estas alturas llama la atención que no hayas tenido que pasar por la autoedición…
R: Ha sido rápido y sorprendentemente fácil. Le había comentado la historia a algunos amigos, que molestaron para que me pusiera a escribirla. Una vez la tenía escrita empezaron a molestarme para que la publicara. Busqué una editorial que no aceptara autoediciones, que tuviera un proceso riguroso de selección de obras y que tuviera en su bagaje obras de escritores ya consolidados, además de aceptar trabajos de autores noveles. La envié, confiado en que recibiría un informe desfavorable que me sirviera de argumentación para que los amigos dejaran de molestarme y la sorpresa fue que inmediatamente me enviaron un contrato. Pensé en retocar el borrador inicial, pero me adjudicaron una editora; Marisa Carbajo. Repasamos el libro durante el verano para que pudiera salir esta primavera y así ha sido.
P: ¿Te siguen molestando los amigos?
Ahora los molesto yo para que lo compren, por mi cargo de conciencia al pensar que puedo provocar la ruina económica de una editorial de Madrid (risas).
P: ¿Algún consejo para los iniciados?
R: Yo les recomendaría dos cosas. La primera es que, si tienen una historia que contar, que la escriban y la ofrezcan para leer para ver si funciona, y si funciona que miren la autoedición como último recurso. Que prueben con editoriales pequeñas, de las que apuestan por autores noveles. Tal vez sean ellos los elegidos.
P: para terminar ¿Por qué dices que la novela puede cargarse quince años de tu prestigio profesional?
(Risas) De alguna manera tenemos una imagen seria como investigadores y la novela trata todos estos temas con mucho humor. En un principio había pensado en publicarla bajo seudónimo, pero finalmente decidí hacerlo con mi nombre real. La gente me dice “¿te arriesgas a que se te recuerde más por una novela que por tu trayectoria?”. No creo que haya mucho prestigio que destruir, pero en cualquier caso, tampoco me molesta.
Nada más. Muchas gracias por haberte dejado entrevistar.
De nada, a vosotros.

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