Sigo odiando desmesuradamente a los ñus


Una de las entradas más visitadas de este blog se titula “Odio desmesuradamente a los ñus”. Dado que tal comentario ha despertado ciertas críticas hacia mi persona entre las comunidades de ñus del mundo subsahariano, el otro día me fui a hablar con su representante en la Plana Baixa. Y me lo comí. Lo siento, debían de ser las 4 de la tarde y tenía mucha hambre. Como homenaje al ñu diré que no era un ñu cualquiera, era un ñu de buena familia, su padre se había apareado con unas 432 ñus, con las que había engendrado unos 522 ñus. Esto me lo contó a modo de presentación, porque uno tiene unos estudios y antes de comérmelo le dejé que se presentara. También me dijo que las cosas, a los ñus, les van mal, porque los ñus nunca han tenido ningún privilegio de ningún tipo. Toda su triste vida es igual: comen hierba, follan, tienen crías, comen más hierba, y al final se los come un león o un cocodrilo. Es triste que tengan esa vida cuando han demostrado ser lo suficientemente inteligentes como para no tener políticos ni religión, con lo que no rinden culto a nadie, no hay un ñu por encima de otro ñu, no hay quien les robe, no hay nadie que guíe sus pasos, sólo ellos mismos. Y en eso están mejor que nosotros, porque nuestra vida también es triste: nace, aprende, trabaja para otro, jubílate cuando el otro ya es suficientemente rico y muere. En mi opinión nosotros lo tenemos claramente más jodido que un ñu. Así que pensé, que le den, que yo tengo hambre.

1 comentarios:

Rafa Jinquer dijo...

Mezclar los sentimientos con la comida, perjudica seriamente la salud.

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