La máquina del tiempo

Se quitó la capucha blanca y nos enseñó su cara picada de viruela. El resto de encapuchados mantuvo su anonimato. Sólo algunos asomaban la boca para escupir trozos marrones de tabaco. Nos miraban con odio no disimulado.
Una vez más, la máquina del tiempo nos ha fallado y estamos en un lugar peligroso, para mí y para mi hermosa novia negra.

1 comentarios:

Julio Alcalá Neches dijo...

Peligroso igualmente aunque la novia fuera blanca.
La intolerancia y el fanatismo son malos juicios de conciencias deformadas y mal informadas.

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