La segunda cita

Sonreí. Me gustaba aquella mujer. Y para ser la primera cita había salido todo perfecto. Se había reído de mis bromas y me besó antes de irse. No podía esperar a verla de nuevo, pero necesitaría un mes para ahorrar el dinero y poder contratarla otra vez.

1 comentarios:

Julio Alcalá Neches dijo...

Hay una diferencia entre cita y transacción.

Publicar un comentario