He estado reflexionando mucho, con calma y tranquilidad, sobre aquello de lo hablamos y
he llegado a la meditada conclusión de que yo tenía razón y tú te callas de una puta
vez.
Inmadurez
Sainte-Bauve decía que uno se endurece por partes y se pudre
en otras, pero jamás se madura.
Historia de un hombre bueno
Hubo un tiempo en que su madre le bañaba y le daba de comer, lo abrazaba
y lo amaba. Creció, como
todos los niños lo hacen, pasó por la escuela y hasta por la universidad. Estudió, se convirtió en profesor, conoció y
se casó con su amor, se convirtió en un padre, en un buen hombre, responsable y
familiar, hasta que se disparó en la boca.
La oreja en la entrepierna
Dicen los antiguos que si pones la oreja en la entrepierna de un extraño
en un parque un día se sol, podrás oír claramente: ¿pero qué cojones estás
haciendo tío?
Diecisiete años
Yo, a los
diecisiete años, era algo así como un snob cultural. Vamos lo que se dice un pedante y un
grandísimo estúpido. Ahora ya no. Ya no tengo diecisiete años, quiero decir. Quien tuviera diecisiete años para ser un estúpido con la excusa de la edad (y poder volver a peinar tupé).
El descanso del político
Necesito tomarme vacaciones de mí
mismo, pensó el político mientras se subía las medias y se calzaba los zapatos
de tacón de aguja.
Preguntas
Esas preguntas filosóficas que uno se hace sin lograr
encontrar una respuesta convincente:
¿En las películas de la segunda guerra
mundial, por qué los kamikaces llevaban casco?
¿Es peligroso masturbarse debajo
de una manta eléctrica?
¿Cómo saben los ciegos cuando han acabado de limpiarse
el culo?
¿Cuando te haces una foto al lado de Mickey Mouse, el hombre de dentro
del disfraz está sonriendo?
¿Si el mar está lleno de esponjas, hasta dónde
llegaría el nivel del agua si no fuese por ellas?
El imposible amor del cazador
El cazador penetró sigiloso en el matorral por la izquierda,
y el elefante por la derecha. Se dieron un beso fugaz y volvieron a la selva
como si nada hubiese pasado.
Todos sois iguales
las mujeres se pasan el tiempo diciendo que todos los hombres somos iguales, y luego te dejan por otro. Pues no lo entiendo, ¿para qué?
Estar
Por ahora lo único que me importa, en lo único en que pienso es en estar... bueno, en que tú estés.
(Dedicado a Cristina, hoy que cumplimos 16 años casados, aunque sea en la distancia)
(Dedicado a Cristina, hoy que cumplimos 16 años casados, aunque sea en la distancia)
Anuncio en la puerta de una parroquia:
Anuncio en la puerta de una parroquia: Estimadas señoras, ¡no
se olviden de la venta de beneficencia! Es una buena ocasión para liberarse de
aquellas cosas inútiles que estorban en casa. Traigan a sus maridos.
Conversación entre amigos
Conversación
entre amigos:
-No sé,
colega. No sé qué hacer. Lo de la terapia grupal creo que no acaba de ir
conmigo. Me han hablado de un psicólogo muy bueno, pero claro, el tratamiento
mínimo son cuatro años y es una pasta. Además, ¿cómo le cuento yo eso a mi
psiquiatra? justo ahora que estaba a punto de acceder a bajarme la dosis de Prozac. Que es que esa es otra, entre los ansiolíticos que me tomo para dormir
y los antidepresivos para conseguir salir de la cama ya no sé ni quién soy.
-¿Y si
probaras a follar algo?
Travesuras
En casa mis padres, los muebles de las habitaciones cambian
de sala constantemente, de manera aleatoria. Cuando quieres entrar en la de mi
hermana puedes encontrarte con la de mis padres, y cuando mi madre va a
planchar, al abrir la puerta se encuentra con la lavadora. Entrar en la
habitación que quieres se ha convertido en cosa del azar, por eso en casa de
mis padres todo lo que hay es de todos y nada es de nadie. Se han ido
acostumbrando, ya que de vivo no aguantaban mis travesuras, ahora que estoy
muerto que se fastidien.
La política de la mula
La sociedad española es como una mula, no como un coche deportivo. Esto
lo digo como advertencia política, pues si presionas demasiado a una mula para
que ande, lo más probable es que cocee y mande a su jinete a tomar por saco.
Experiencia campestre
Después de cargar las veinte
toneladas de equipamiento de montaña, escalando los empinados montes con la
única recompensa de ver el tremendo culo de su amiga precederle (eso y alguna
que otra piedra desprendida impactando en su boca); después de montar la tienda
de campaña mientras su amiga descansaba sobre la hierba, para que una vez
terminada ella le proponga dormir fuera, bajo las estrellas; después de sentir
el olor de la piel de su amiga que duerme a pierna suelta junto a él, mientras que
en sus pantalones se levanta otra tienda de campaña, mejor plantada, que no le
deja pegar ojo; después de todo eso, se sintió legitimado para cogerle la mano
a su amiga y, sin despertarla, acercarla a su miembro. Lo malo es que su amiga,
adormilada, al tiempo que gritaba ¡un bicho!, le estampó la bota de clavos en
la entrepierna.
Sobre el valor
Artículo de la columna "A veces oigo cosas", del semanario Arrels, publicado el 10 de agosto de 2013.
A veces oigo cosas sobre el valor
que me dan miedo. Yo no me considero una persona valiente, ni tengo ningunas
ganas de serlo, la verdad, sin embargo, ante situaciones de riesgo suelo
reaccionar con gran serenidad. Debo confesar que esta actitud no es
consecuencia de una especial madurez ni de una meditada tranquilidad de
espíritu, sino más bien de que normalmente no me entero de nada hasta que el
peligro ya ha pasado.
Como muchos de ustedes sabrán escribo estas líneas desde Perú, y durante
los cuatro meses que llevo aquí he pasado por varias situaciones que han puesto
a prueba mi valor. Les cuento que viajo asiduamente en autobús, y en uno de los
desplazamientos fuimos asaltados a pedradas con la noble intención de romper
las lunas, obligar a parar en vehículo y secuestrarnos, robarnos y vete a saber
qué más. Afortunadamente el conductor, aunque resultó herido por los cristales,
no se detuvo y continuó hasta que la policía, avisada por uno de los viajeros,
nos alcanzó haciendo huir a los malhechores. Mi comportamiento fue de una
serenidad pasmosa, de hecho fui durmiendo todo el trayecto y sólo me desperté
con las sirenas policiales. También se me ocurrió darme una vuelta como
mochilero por Ecuador, donde tuve la oportunidad de ver desde el “carro” una
procesión de gente que portaban troncos al hombro. Luego me explicaron que era
una manifestación contra la reforma agraria y que los troncos estaban
destinados a enfrentarse con la policía a garrotazos, habiéndonos salvado por los
pelos de que destrozaran el bus. Pero lo más espectacular aquí son los
terremotos. Llevo diez y siete contabilizados. Una vez me desperté porque la cama
se movía de un lado a otro, y lo primero que pensé fue: a) estoy convulsionando
en sueños; b) he sufrido una posesión diabólica; c) estoy convulsionando en
sueños porque he sufrido una posesión diabólica. Pues saben qué, que cuando te
miras en el espejo y compruebas que no estás echando espumarajos por la boca
con los ojos en blanco mientras recitas versos en arameo, un terremoto te
parece bien poca cosa.
Si Iberia lo tiene a bien, regresaré a Onda para el Salvador, y me iré
con los scouts a repartir granizado en la romería. Les aseguro que lidiar con
las hordas de fieles sedientas sí requiere valor, y siendo consciente de lo que
me espera, ahora sí estoy temblando de miedo.
Distraído
No soy tan distraído, lo que pasa es que... anda, mira eso, cuando queda poca batería se enciende una lucecita en el ordenador, brilla...
Asesinato
En caso de asesinato la presencia
de ánimo es buena, pero la ausencia del cuerpo es mejor.
Griego
Ya sé que muchos pensaréis al leer el título que esta va a ser una entrada sobre sexo. Vaya fama me he ganado. Pues no, pensaba en Grecia, el país. Iba a escribir algo serio porque a mi los chistes sobre griegos no me hacen Grecia. Atenas me río.
Creer en Dios
Lo preocupante no es que haya gente buena que no crea en Dios, lo preocupante es que haya gente que para ser buena necesita que se lo diga un Dios.
Consejo de hoy
Cuando se te acerque en un aeropuerto el guardia ese de los guantes de látex y te diga: "esto es un registro aleatorio", tú pon la mejor de tus sonrisas y dile susurrándole cerca del oído: "aleatorio, aleatorio, sí, sí, tú elijes a quien quieres, ladrón" Y echaréis unas risas que para qué... Hasta que te lleven al cuarto de atrás.
Eufemismos
Estoy harto de los eufemismos. A follar se le dice hacer el amor, a cagar hacer de vientre, a llévame a casa acer came.
Clase alta
La manera de saber si eres de clase alta es si tienes un pie astringente. Sólo los de clase alta pueden meter un pie sin calcetín en un náutico sin que les sude, el de ellos absorbe.
No eres tú, soy yo
No eres tú, soy yo, es una frase que procede de China, nació cuando en las reuniones familiares los hermanos se sentaban a ver los viejos álbumes de fotos familiares.
Importante reflexión sobre la vida
No culpes a Dios por tus desgracias, no culpes a la gente, no culpes a la noche, no culpes a la playa, no culpes a la lluvia, será que no me amas... mierda, me he perdido, ya no sé qué iba a decir.
Magdalenas
-Buenos días, ¿me da una bolsa de magdalenas?
-Es que esto es una tienda de Vodafone.
-Ya, ya, ¿me da una bolsa de magdalenas?
-No me ha entendido, ¿Quiere que le explique nuestro plan de ahorro en llamadas?
-Es que tengo un poco de prisa, deme sólo las magdalenas.
-Es que aquí vendemos teléfonos, no magdalenas.
-Pero yo tengo dinero para pagarlas.
-Ya no sé si es que no me quiere escuchar...
-Si yo le escucharía, pero verá, tengo a mis hijos esperando las magdalenas para desayunar.
-Señor, esto es una tienda de Vodafone.
-Pues deme una bolsa de magdalenas.
-Mire, ya me está tocando los huevos.
-¿Venden huevos?
-¡No!
-Pues deme las magdalenas.
(Recordando un gag de mi infancia)
-Es que esto es una tienda de Vodafone.
-Ya, ya, ¿me da una bolsa de magdalenas?
-No me ha entendido, ¿Quiere que le explique nuestro plan de ahorro en llamadas?
-Es que tengo un poco de prisa, deme sólo las magdalenas.
-Es que aquí vendemos teléfonos, no magdalenas.
-Pero yo tengo dinero para pagarlas.
-Ya no sé si es que no me quiere escuchar...
-Si yo le escucharía, pero verá, tengo a mis hijos esperando las magdalenas para desayunar.
-Señor, esto es una tienda de Vodafone.
-Pues deme una bolsa de magdalenas.
-Mire, ya me está tocando los huevos.
-¿Venden huevos?
-¡No!
-Pues deme las magdalenas.
(Recordando un gag de mi infancia)
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