-Padre Dios, vale que me mandes a la tierra como un hombre,
vale que me torturen y me maten, pero si te parece, cuando no pueda más, me
vuelves a convertir en Dios, que tampoco hay que exagerar y los hombres no se
van a dar cuenta.
-Está bien Jesús, cuando no puedas más me avisas… das una
palmada.
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