Oscar Wilde dijo algo así como
que un poco de sinceridad es una cosa peligrosa, y una gran cantidad de ella es
absolutamente fatal. Thomas Sowell volvió sobre el tema cuando dijo que sólo
hay dos maneras de decir la verdad: anónima y póstumamente. Mi aportación a
este aforismo es que no debemos por ello dejar de ser sinceros, ahora bien: di
la verdad y corre.
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