Despedida

Ya sé que llevo un tiempo sin publicar. No es por exceso de trabajo, pues aunque he estado bastante liado, tengo algunos borradores que podría haber programado; es, en realidad, porque no puedo seguir diciendo tonterías sin antes cerrar una relación con una persona que despedí el lunes, así que este post va a ser serio. Lo necesito para continuar con el blog como antes.

Plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro.
Plantó muchos árboles, frutales casi todos, aunque lo que mejor se le daban eran los calabacines y los tomates, y en la tierra del Monteblanco, casi pura cal.
No sólo tuvo un hijo, sino que tras perderlo al nacer, aún me tuvo a mi, que llevo su nombre, y a dos más.
Nunca escribió un libro, aunque hizo algo más difícil, leyó todos los míos. Y eso tiene mucho mérito.
Era un cabezota que no se rendía nunca. Y fue buena persona.
Ya me gustaría a mi tener ese currículum.



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