Impotencia

Despertó para descubrir que estaba paralizado. No podía mover ninguna parte de su cuerpo, ni siquiera podía hablar ni abrir los ojos. Oyó la voz triste de su esposa. ¿Estoy haciendo lo correcto, doctor?. Sí, fue la respuesta, lo único que lo mantiene vivo son las máquinas.

1 comentarios:

Julio Alcalá Neches dijo...

Mira que acostarse con el doctor delante del marido moribundo.
¡Hay gente pa tó!

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