Siempre he tenido fascinación por los biólogos. No sé, quizá
ese interés por la naturaleza que necesariamente deben tener para haber elegido
estudiar esa carrera me atrae. Cuando lo vi acercarse, con esa ropa de
camuflaje, supe que se había fijado en mi. Cerré los ojos. Pensé que por fin
iba a besarme. El dolor me atravesó por sorpresa. Ahora me tiene clavada en un
corcho, en su laboratorio de entomólogo. Y ni siquiera me mira.
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