Una mujer llegó a casa para
encontrar a su marido en la cocina agitando frenéticamente, casi en un frenesí
de baile, con algún tipo de cable que iba desde la cintura hacia la tostadora. Con
la intención de separarlo de la corriente mortal, ella lo golpeó con un tablón
de madera, rompiéndole el brazo. Hasta ese momento, el hombre había sido
feliz escuchando su walkman.
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