Aquella chica se odiaba. No
podía seguir viviendo así, y terminaría con todo esa noche. Cogió las
tijeras y se preguntó qué pensaría todo el mundo cuando se dieran cuenta de lo
que había hecho. Respiró hondo, abrió las cuchillas. Sonrió mientras
los mechones de pelo le caían al suelo.
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