En Perú hay un caserío que se
llama Culosencarra. La verdad es que me resultaba gracioso pronunciar ese
nombre, así que fuimos a almorzar, y antes de pedir las hamburguesas le
preguntamos a la camarera si nos podía decir pronunciando lentamente en dónde
nos encontrábamos. La camarera, muy amable, se inclinó sobre el mostrador y
dijo: Burrrrrrr guerrrrrrr Kiiiiiing.
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