A veces oigo cosas
sobre el amor que me sublimeran (o sulibeyan como decían los de Palacagüina).
He tenido que revisar mis apuntes de la carrera por un asunto del trabajo. Di
con lo que buscaba en el fondo de un cajón del escritorio y al abrir la carpeta
cayó al suelo un sobre amarillento. En él estaba escrito mi nombre y una
dirección que creí recordar era la de la casa que compartíamos varios amigos en
Valencia. ¿Porqué había escondido esa carta? ¿Sería una misiva comprometedora
de algún amor prohibido? Advierto que aquí dónde me ven, uno ha sido joven y ha
tenido sus aventurillas. Me acomodé en el sofá, abrí el sobre y extraje una
carta fechada un 19 de marzo, sin indicar el año. Eran dos hojas llenas de pasión
que mencionaban una tórrida aventura. La firmaba una misteriosa X. ¿Quién era
esa X que me había amado tanto? Tampoco tengo un currículum demasiado extenso
como para olvidarme de un amor, así que me dediqué a releer la carta una vez
más, buscando alguna pista para reconocer a la increíble X. Con un escalofrío rememoré
las fiestas de los jueves en mi casa de estudiantes, las jornadas de puertas
abiertas a todo el mundo siempre y cuando nos trajera algo de beber. ¿Por qué
conservaba aún esta carta, después de tantos años? Estuve divagando tratando de
recordar a esa X tan cariñosa, pero fui incapaz de recordar su rostro, ni aquella
aventura que se mencionaba en la carta. El teléfono me sacó de esos remotos
recuerdos de mi juventud, era mi mujer que me llamaba. Al final de nuestra conversación
le pregunté de la manera más sutil que pude: ¿Te acuerdas de los últimos años
de carrera en Valencia? Y también de las fiestas en tu casa, me dijo,
especialmente durante las fallas. ¡Claro, el 19 de marzo, la fecha de la carta,
era San José! Pues que sepas, le dije, que en mis primeras fallas yo tuve un apasionado
romance con una chiquilla encantadora y cariñosa como ninguna... Gracias, me
respondió mi mujer, veo que aún te acuerdas de esa época. Te estoy hablando de
X, una tía que me amaba con locura, le respondí. Y que te sigue amando, me
contestó ella. Y es que no deberíamos olvidar nunca que hay gente que nos ha
querido mucho y que a pesar del tiempo, nos sigue queriendo.
0 comentarios:
Publicar un comentario